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"Y en ese momento el reloj de la estación dió las doce del mediodía" |
- El tren se estaba retrasando. Llevaba esperando más de media hora y cada vez estaba más nervioso. Había quedado en ir a recogerla a la estación pero tenia muchas cosas que hacer, además ya era viejo y debía cuidarse un poco; en esa época del año hacia un frío que, como decía ella -"no merece la pena ponerse tanta ropa, total siento el mismo frío"-. Al recordar ésto el viejo se rió y una señora que estaba sentada a su lado, le miró extrañada y con cara de pocos amigos. El viejo al ver la cara que ponía se rió con más ganas sintiéndose muy feliz aunque nervioso por la larga espera.
Habían pasado ya cuatro horas desde que el tren debía haber llegado, el viejo daba vueltas por el andén -¿Y si no era hoy cuando venia?. No, le dijo que seria hoy, ella nunca le mentía y una broma así no se la haría jamás.-
Cansado de andar se sentó en un banco y comenzó a recordar anécdotas de su vida con ella, porque así era la única forma de que se le pasara el tiempo rápidamente si no estaba con él. -¡¿Cúando llegaría el dichoso tren?!.
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- "¡ Mamá, ese señor se ha caído del banco!"
- "Dejale hijo, estará borracho."
-"Se equivoca señora"- dijo el conductor de un tren que acababa de llegar.
-"¿Como dice...?
- "Que este viejo no es, mejor dicho, no era un borracho"- decía esto mirando hacia la ambulancia donde unos enfermeros metían el cuerpo, ya frío, del viejo. -"Este hombre llevaba varias semanas viniendo todos los días a la estación a la misma hora, las doce del mediodía, para recoger a su esposa. Esta murió hace casi un més en un hospital de Madrid. Cuando le dieron la noticia al anciano, ya que no pudo acompañarla porque también estaba muy delicado de salud y recién operado, dijo que era mentira y que ella llegaría muy pronto al pueblo...se lo había prometido."
Así es como el viejo acudía todos los días a la estación para buscarla, yéndose a su casa habiendo oscurecido ya y diciéndose a si mismo, esperanzado, que seria al día siguiente cuando vendría.
Ahora, por fin, ha llegado el tren que tanto esperaba y la llevaría con ella...el último tren...y en ese momento el reloj de la estación dió las doce del mediodía.
"El Ultimo Tren" relato corto de Nuria Manrique